Carla y Fer tuvieron que cambiar planes, ajustar fechas, elegir un día y luego otro, pasar nervios y preocupaciones y al final, aún con muchos menos invitados de lo que habían esperado en un principio, tuvieron una de las bodas más bonitas en las que hayamos estado nunca.
Para qué dejar que el maldito covid nos deje sin sueños! Os compartimos un pequeño resumen de cómo se sintió este día tan especial rodeados de los más cercanos.